ÓPTICA INCOMPARABLE
Cuando desgarro la bóveda
y asomo, tengo el poder
de observar el mundo
desde una óptica incomparable.
Miniaturas viviente
venas de cemento
y luciérnagas en la espesura
atrapados en un manto contaminado.
En una lucha gigantesca por el pábulo
y alcanzar la cúspide privilegios de pocos
en lo que es solamente un aliento
que te permite conseguir con el último suspiro sin regreso.
Martín Pereyra