Caminando por los senderos de mi soledad
Una tarde avieso contemplé
Dos árboles que por muchos años
Habían permanecido juntos
Dos árboles cuyas ramas estiradas
Ansiaban tocarse sin conseguirlo
Tejí entonces una sutil tela
Que con mucha ternura
Pudiera conectarlos.
No sé porque me enternecí tanto
Al pensar que aquellos seres
Habían permanecido muchos años
Compartiendo el mismo frío o calor
Las mismas lluvias o sequías
Los mismos vientos y borrascas
Cuantas veces habrían querido tocarse
Brindarse un calor y una sonrisa
Quizás abrazarse y prodigarse cariño
Cuanto amor habría entre ellos
Y nunca pudieron amarse
No sé porque sentí tanto dolor al verlos
Siempre juntos amándose en silencio
No sé porque lloré desconsolado
Quizás porque tú y yo
Somos como ésos árboles
Que se aman tanto sin tocarse.
Lima /29/03/17