Santiago Miranda

Aproximación al método mitológico II

Antes de carne, el hombre fue ritmo entramado

Verbo silencio / acto sujeto / verbo deseo

Verbo, rea, rae, era juego, estamos de a-acuerdo

Al principio fue silencio

 

-inconmensurable- Pero una necesidad más grande

Que el amor/fulgor de estrellas enlazadas

A los sueños, que el bramido colosal del campo

Azul marino, la vida o la muerte, nos hundimos

 

Expulsados a ser uno, fuera, fuera por vergüenza

O castigo ¿humano, divino? Lo humano no es acaso

Divino y viceversa, erigimos portales sellados

Y consumamos matrimonios, nos quedamos

 

No nos movimos más que para cosechar retoños

Tierra en carne, entierra, los muertos cobraron

Relevancia en nuestros deseos y fantasmas,  y

Cada uno habitó por terrestial designio, cada uno

 

Plano ilimitado, enclavado en lo razonable

-Aun antes de la razón hubo intuiciones certeras-

Todo es camino fue recorrido para despejar la vía

A la sensación innata que tenemos y antes que todo

  Tuvimos

 

Y ahí- Aprendimos el habla de los pájaros

De los árboles, de las bestias pequeñas

Cada uno de nosotros habitó el idioma

De su tierra y por su tierra las raíces versaron

 

Lo bueno y lo malo, eran secundarios

(no había aún castigo, dívino)

A la consecución de un mañana

Pero sabíamos, había algo dentro

de las cosas que nos miraban desde su interior

                                                  Profundo

 

Reconocíamos el dolor de las orbitas

Pozos u ojos donde el agua se cortaba

Donde un alma siendo aire

Se trastocaba humo

Picando en el otro lado,  el nervio

Tensando en grito apagado o espasmos

Reconocíamos el dolor en los luceros que amábamos