Conocemos su nombre
en la memoria de la tierra que pisamos,
en el húmedo silencio
de manos deshaciéndose en plegarias,
en el dolor que a la piedra puso nombre.
Allí donde agoniza la luz,
labrado su epitafio,
despierta la voz de décadas callada.
Ante el silencio,
la voluntad del hierro y la palabra
como una flor hendida
entre los fríos ojos de la noche.
Y somos silencio,
echando los dientes
en esta tierra de lluvia
que cae al socaire
de una mirada ciega,
de manos inocentes
tentándose las entrañas,
de carne estremeciéndose
al abrigo de un rencor óseo,
y hoy... hoy en nuestro corazón
anida un verso herido.
\"Arena en los bolsillos\" (2015)
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