argantonio

A pesar de los avatares de la vida

Decirte quiero compañera

que tú, cual rey Midas

convertíste en cristal la arena,

la gota en manantial, la herida

en partida, fuiste piedra

filosofal, por alquimia breve

y repetida, que el amor es

revertir las heridas, curar confundiendo

el dolor, no llegar nunca hasta

el final, ni buscar la salida,

dejarse apresar en el laberinto

efímero y eterno del tiempo

sin horas, de las noches sin día.

 

De la sed permanente

del hambre insaciable,

del pecado inocente

y del sueño inacabable.