Su luz encantadora
era chispa,
su brillo incandescente,
¡Misterio!
Y su vuelo grácil
es recuerdo vivo
del niño que llevo.
Farolitos de patios,
estrellitas aladas,
hermosos juguetes
de aquellos años.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.