Aquel rosario dorado,
en la cual con el paso de los años
sería usado por aquellos niños
que han dejado un gran amor en su pasado.
Todos fervientes a aquellos rezos
en donde suspirábamos unos momentos.
Aquellos que soñamos con ser beatos,
y nos bastarán muchos esfuerzos.
La Biblia, palabra transcrita
que no espera ser leída
más bien vivida
y se vuelva mi fiel confidenta.
Me encomiendo al Todopoderoso
y le clamo la más amarga letanía,
que evite toda advertencia
y me convierta en el ser más escrupuloso.