Cobijo mi alma
en la calidez
de tu fresca mirada,
embriago en la distancia
del veneno
que fluye de las ansias
y del martirió
que provoca el noble deseo,
bateo sensaciones
en la infinita nostalgia,
el pensamiento
pena en el recuerdo de tu imagen
y de los insuperables momentos
donde volamos en la gloria
ofrendando al placer
nuestros cuerpos
y al sagrado sentimiento ...
¡nuestro ser!