Las aves me regalan un concierto, de tonos suaves celestiales, las miro volar con elegancia, entre el verde de los matorrales.
Y llena mi alma los detalles, como un río refresca en sus caudales, al ser que las penas a calado, y profundo se encuentra lastimado.
Despacio camino en el jardín, admirando los lirios y las rosas, entre encendidos colores y aromas, entre flores tiernas y hermosas.
Y pienso que no todo en la vida, es pena o dolores tormentosos, que igual que flores hay amores, como perlas son tesoros muy valiosos.
Contemplo en las tardes arreboles, con dibujos del pintor de los cielos, y hermosas siluetas a lo lejos, de aves que marchan entre vuelos.
Y si algo quedaba de tristeza, termina al mirar tanta belleza, y me siento feliz y agradecido, por la vida que Dios me ha permitido.
Por si acaso quedaba alguna duda, a mi niño suave yo le llamo, y aparece entre risas entre cantos, y me besa y me grita ¡yo te amo!.
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José Antonio Moscoso Vega.
Costa Rica, Puntarenas, Corredores.
10 de diciembre 2016.