Atento estuve anoche a tu mirada,
y en mi mente, tatuada se quedaba
tu radiante mirada de ternura,
con tus pomposos ojos marrulleros.
Alucinado con tu piel canela
palpite con las olas de tu imagen,
y callado te observe con encanto,
mientras tú, me tentabas a tu antojo.
Tu aroma que sentí de gran fragancia,
es volátil esencia de mi éxtasis,
esa que fue excitando mis sentidos,
y en cántaro guardaré tus suspiros,
de irresistible encanto que me nutre,
ya serán la reserva de un buen vino.
Hugo Blair M.
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