Columpio:
llaga abierta,
pájara presa,
que haces de la nostalgia
por la infancia
una brecha:
balanceo de tu voz,
equilibrio de tu boca,
donde vuelan mis alegrías
y aterrizan mis penas:
cultivo mis veranos,
cosecho mis primaveras.
Sube y baja de tu cuerpo,
terapia y recreación del alma:
un brindis por humanidad,
libación a la divinidad,
donde contigo
a ojos abiertos
son seis minutos en la Tierra,
pero a ojos cerrados son
siete segundos… en el Cielo.