Tantos códigos,
tantos signos, señales,
esperanzas y temores
sobre la vida
se presentan en mi mente,
pasan por mi alma;
la enfermiza ingenuidad
boba de mis sentimientos,
buscó descubrir un secreto
que no existe, el misterio,
solo estaba dentro de mi;
…experimente
sin ciencia alguna
mantener para la eternidad
algo que estúpidamente
idealicé, algo, que creí
me ayudaría a trascender
fuera de lo que
se conoce como normal,
aquello, que tanto hastío
me producía en el amor
y en el profundo amar.
Con retazos
de sentimientos heridos
y mal curados,
los recuerdos cadáveres
dentro de mi
daban forma a un ser
que quería ser perfecto,
para después trasladarlo
a un cuerpo extraño
que pensé no poseía alma,
pues, vacío parecía ser
en esa condición;
…jamás juzgue en ese ser
ajeno a mí su extraña
belleza dadaísta,
al igual que yo,
sin ciencia alguna,
ella también
daba forma dentro de si
a un extraño ser;
…ambos buscábamos
el secreto de la vida
en el amor y el amar,
un secreto que no existe.
Los dos experimentamos
nuestras vidas pasadas
en varios seres
indistintamente,
experimentamos creando
dentro de cada uno,
seres lejanos a una perfección,
transformándonos simplemente
en monstruos, mutantes
enfermos crónicamente
con la metástasis
de recuerdos cadáveres,
tortuosos sentimientos dolidos
y mal curados, ambos
le dimos vida a estas
deformes almas que
balbucean suplicando
con duda y dolor
una identidad,
una oportunidad de entender
lo que son; con estas almas
implantadas mutuamente,
por cada experimento
perdimos el alma única
que Dios nos dio,
jugamos a querer ser Él,
nuestra penitencia ahora
es vivir bajo la sombra
de esos seres que
con tanto cariño creamos
dentro de cada uno,
y que sacaron
lo peor de nosotros
en el amor y en el amar,
en la vida.
* Anexo (El Monstruo)
“…creí haber descansado
en paz cerebralmente,
e incluso espiritualmente,
pero me han traído
inexplicablemente
de nuevo a la vida,
mi corazón late distinto,
ya no es cálido, solo tibio,
el respirar con cada aliento
es una farsa absoluta, eso
es lo único
que puedo entender,
el peso de los pecados
y las culpas ajenas
recayeron fuertemente
sobre mí,
una roca desgastada
por la erosión del tiempo
es mi alma, no pertenezco
a estos cuerpos
que los recuerdos
me han endosado,
jamás pedí volver a la vida,
creí estar descansando
en paz cerebralmente,
e incluso espiritualmente,
pero, me han traído
inexplicablemente
de nuevo a la vida,
ahora, camino
tras de mis creadores,
somos enemigos íntimos,
esperando solo el momento
de deshacernos
con un odio visceral
el uno del otro,
porque no resulte ser
como se deseo que fuera,
y porque yo, jamás
pedí que se me trajera
de vuelta a la vida”.