De ojos que te abrazan como una hiedra,
de sol y luz tu hermosa y fría fama
soñando tu rostro la vida en cama
contemplando tu escultura en exedra.
No solo hoja, su alma también es piedra.
Su sombra le impide brote en su rama.
Aunque ella sea una preciosa dama,
su espíritu de belleza no medra.
Aunque su amor a mi sea impensable,
no deseo un abandono notorio,
(aunque sea un destino inexorable).
Aunque este sea mi sueño ilusorio
y la frustración sea inevitable,
mi alma está olvidada en ti, en un velorio.