Son ya 32 los meses que te he llorado en silencio,
observando la luna o las estrellas, incluso las gotas de lluvia en mi ventana.
Con solo un cigarro a medio humo, y un vaso de agua,
me dispongo a esta noche dejarte ir.
En medio de la penumbra cuando es la 1:17
y las manecillas del reloj retumban mis oídos,
Que suerte fue haberte querido;
Que castigo tan grande fue haberte amado.
Son ya 32 los meses en que el fuego me ha devorado por dentro
y en este cuarto a solas, mi corazón de a poco se deteriora esperando una llamada.
Con mis dedos emanando aroma de tabaco, y un vaso vacío,
esta noche quise dejarte ir.
En medio de este calvario cuando son las 3:16
y el maullar de los gatos en el basurero opaca mi reloj,
Que dicha haberte conocido;
Que agonía el haberte perdido.