En los adentros míos, dura suerte,
esperaré ansioso tu voz escrita,
pensando que la rosa se marchita,
que vivir sin ti a mi lado es perderte.
Inmortal,el espíritu;lo inerte
no sabe de la sombra, no la evita,
que el interior de ti ya necesita
ese dulce halo que tu mirar vierte.
Sufro rasgando mis azules venas,
yéndose el yo a tu boca de dulzura
a ponerle mordicos de azucenas.
Enmiela mis sabores de tristura,
que la existencia mía en las serenas
veredas del andar será cuán dura.
(Salvador)