Pude mirar el otoño desde afuera
pude comprender como se vacían los árboles
de su ropaje vivo en desnudez translúcida de cielo,
como no se detiene mas el viento en sus almas.
No se porqué pasa sin meterme
en su destino; solo observo apacible su tramado:
La lluvia muerde lenta las ventanas cerrando
esta tarde a la mirada,
vuelca jirones de espesura aterciopelada,
imagino mientras,el brillo de las cosas
a las que toca y cambia,
supongo lo que ocurre pero no estoy impregnado
todavía de su pálido devenir cambiante.
Tendré asido su figura fantasmal de bosque con neblina,
de rutina húmeda en los cordones al cruzar el sueño,
de rutina arropada en el afuera,
de rutina tragando horas al sofá,
la lentitud de la hierba de verde en amarilla.
Adonde se fueron los colibrís que adornaban la
victoria de las salvias escarlatas en mediodía...
los pétalos de la rosa dejaron un fruto desganado.
Pero esta vez soy yo que juega al otoño abandonando,
soy yo el que se desviste primero en las palabras
ahondando el frescor impávido del clima somnoliento.
Voy a jugar a cielo abierto tu mejilla pálida y traviesa
a volcar de sombra a mi criterio,
columpiarme oscuro arrullando fuego en tus vientos.