Hay un silencio entre tu olvido y el mío
un horizonte rasgado
por donde brota la ausencia
como una luna quebrada
me levanto del suelo
abrigo mis inviernos
pero una y otra vez
caigo en las bocas de la noche, en sus ojeras
Como si el tiempo fuera un animal hambriento
como si el olvido fuera un animal hambriento
¿Que sensaciones se amontonan en mis dedos
para que las pronuncie?
¿Con qué agotadas manos dibujaré sonrisas en la memoria?
Metáforas que me pertenecieron
La vida es esto
desnudez de los caminos
a veces un miedo frío de uñas
a veces una luz en las hendijas
como dientes mordiendo las sombras
Los versos abren mi cabeza como una llave
vuelvo al espejo que alguna vez me vió
vuelvo a las cosas a ser lo que puedo
Un puñado de piel
unas venas que pueden mas de tanto latido,
un niño llorando en el suelo
o agua escapándose por todas partes
con sus grifos abiertos.
Me viene a buscar la memoria
las ojeras ruedan por la escalera de la noche
extraña de mí, te pienso
niego tu nombre para quedarme en mí
en este vacío pero completa
en esta nada pero sin llanto
Entonces lo sé
el tiempo es un animal hambriento
el olvido es un animal hambriento
y te niego
Ahora esquivo escolleras
y escribo poesía de siesta y sol para los recuerdos
porque no siempre nos crecen unicornios en los dedos
Me viene a buscar la memoria
me llama entre lomos de libros y te niego
no te nombro, ni me nombro
niego las grietas de luz, los pétalos y los molinos
esculpo sonrisas
me levanto del suelo y abrigo mis inviernos
aunque el cuerpo y la mente
se llenen de incertidumbre