Y quisieran hablar mis ojos a los tuyos
para decirte
que la vida no siempre fue bella,
pero fue contigo,
y sin ti, da igual la hora
no hay muñeca, que pueda soportar el peso
de un reloj sin espera.
Y tan loco, como tan cuerdo
para no seguir de cerca tus pasos
para no mirar atrás
salvo que haya olvidado las manos,
porque al final La Muerte no debe ser tan mala,
cuando todo el mundo acude a ella.