Hace tiempo que no paro detrás de la ermita
Allí donde los pájaros y las mariposas dan vida al aire
Allí donde siempre se olvida el último desaire
En ese campo olvidado me siento como un eremita.
El paraíso está más cercano de lo que imaginamos,
solo necesitamos el agua y el aire, una voz y un trino,
al llegar allí sientes que has llegado a tu destino,
y ya somos de esta suerte sobrehumanos.
Suenan campanas en la lejanía
No suenan en triste duelo
El cielo llenan de alegría.
Las cigüeñas acompañan al viento
con su majestuoso vuelo
y me animan la vida con profundo aliento.