En un madero lo he visto colgado
como cualquier otro hombre,
sin nadie que entendiera
que allí estaba, ubicado
el mas grande de los nombres.
CRISTO allí sacrificado
para sanar nuestros pecados,
su sangre santa ha derramado
habiéndonos liberado.
Gracias Dios Todopoderoso
por tu precioso hijo amado,
que dio su vida para salvarnos
y limpiarnos del pecado.
Por qué al observar la cruz
mi corazón se remece,
por qué cuando recuerdo sus llagas
mi alma se estremece.
Aquel cuerpo maltratado,
jamás tuvo pecado,
mas allí crucificado
mis pecados ha lavado.