Devoro toda tu cruda base,
Tu pasta húmeda, tus raíces cenagosas
Para que me cueste más raspar tu fuego hasta hacerte yesca.
Existir y otros defectos formidables,
Como enredar nuestras piernas mientras dormimos ensimismados,
Como escuchar tu leve ronquido y saber que existe el mundo afuera,
Como estirar mis dedos en la oscuridad
Hasta traspasar kilómetros, llegar a tu mejilla
Y saber que existe el mundo adentro.
¿Supimos ver en aquella cereza que salpicó la pared
Con su almíbar otoñal? ¿Presentimos que nos quedarían
Tantas hojas para atravesar el estío?
Aquí el diálogo que no se rompe, como un eterno grabado
Sobre nuestras lenguas, donde (ade)más
Se habla desde la ausencia.
Pero aún falta decir algo nuevo, volvernos nosotros
Un símbolo
Para grabarnos sobre nuestra ausencia.