Cada cierto tiempo leo
sobre un viejo y rancio debate:
que si el que escribe en verso es poeta
o que si toda rima es poesía;
que si debo registrar todo lo que escribo
o si no deben registrar “basura”
que si no se puede escribir poesía todos los días;
Como leí por ahí…
este mi putrefacto corral
y si te molesta lo que digo
con darle deshacer o salir
lo puedes arreglar
He visto por contraparte
quien a diestra y siniestra
lanza como elogio
el epíteto de “poeta”
Ambas partes del debate
tienen el libre derecho,
de su parecer expresar;
en uso del cual
vengo yo mi domingo siete a cantar
En mi opinión,
¡que por hoy no presumiré de humilde!
la poesía no puede ser creada,
¡existe! vive en cada cosa,
acto o suceso…
en un amanecer, en una flor
en un canto, en un beso…
en el relincho de mi jamelgo,
y hasta en la cita a mi madre
que más de un paisano me propina;
en todo lo que es o existe
la poesía habita
Pero no es perceptible a toda alma
y mucho menos transcrita…
quienes despojados de pudor,
de egoísmos, de temor
se aventuran a trazar su pensamiento
son pocos ¡verdad de Dios!
Que si todo el que se aventure en esta quimera
merezca el epíteto de poeta,
solo la historia y el lector
darán su sabio veredicto;
que si su dicho es o no es poesía
es como juzgar qué es o no es verdad…
¡cada cual tenemos una percepción!
Que si voy a registrar cada letra que escribo
y al hacerlo basura u oro acumulo…
creo que es parte de mi libre derecho;
en lo personal soy más allegado
a Machado, a ese que le dio una mano Cabral:
cuando al escribir una copla
dicta el esperar
que el pueblo de veredicto final;
pues si el pueblo cantara mis versos
aunque mi nombre ignorara
esa letra es mi hijo
y doy mi vida porque volara
No me consiento poeta
y rechazo vehementemente
tal apelativo
me consiento un loco y recto volcán
que excreta, ¡pues lo que es de excretar!
lo que me quema el alma,
lo que no puedo aguantar…
como el venir con esta verborrea
que a nadie le va a importar,
a menos les va a afectar
y menos se van a enterar