En gigante noche intensa,
lo confieso, alguien te piensa,
en sus sueños él te besa,
todo suena sabor fresa
y sólo yo he oído cómo sabe tu fragancia,
todos mis deseos sacias,
ningún beso cuando quiero,
la distancia nos desgracia
me hace gracia, sin dar gracias
que en mí alojes siendo tuyo todo mi sustento,
alguien que si no respiras,
aspira su último aliento,
exhalando al disfrutar
la brisa que te disparan
mis negros pulmones desgastados en tu cara
mientras consigo ahogarme
entre innumerosas lágrimas,
entre dos labios mojados,
en mojadas calles
empapándonos de amor y ambos enamorándonos
de nosotros mismos,
de tener la valentía
no movernos ni un centímetro
cuando otros con la lluvia
saldrían corriendo tres kilómetros
pero prefiero mílimetros
cuando contamos con yemas
la distancia entre barbillas,
la distancia para un beso,
para vernos las fragancias,
para perdernos en poesía
y encontrarnos borrosos, desenfocados
y oliendo nuestros labios.