Y la noche avanza,
traspasado el umbral
del último sueño de la tarde,
embebida de oscuridad
hacia ese tiempo
en que la luz se mueve
a escondidas, y las horas
son pálidas sombras lejanas.
Y en ese horizonte,
donde la luz se adormece,
las aguas, insomnes,
velan la orilla del tiempo,
mientras, como cuentas de un rosario,
se van tejiendo los hilos del silencio;
un silencio que carga con los recuerdos
que hieren la memoria de los días.
Entonces, mi mirada,
cautiva sombra de mis propios anhelos,
que apenas entiende
del invisible tacto de esta mudanza,
apunta a un firmamento
de imposibles sueños de luna,
donde tu espalda,
-caudal y espejo-,
hecha de vértebras de estrellas
que se arraciman,
halla cobijo para perder
su cauce e ir a romper
en mares sin nombre
que, a los acordes de la brisa,
como jarcias se levantaran
enmudeciendo los sonidos de la tierra.
\"Arena en los bolsillos\" (2015)
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