Qué no podrán ver otros ojos
que viniste tu a salvar a nosotros?
Que cada mañana viene risueña entre lo creado?
Qué no podrán dar otras manos
poder reclamar la pobreza humana
y dejar patente el clamor de la justicia?
Qué no podrán otros pasos
dejar un corazón palpable sin miedos
abrir el tiempo y vivir contentos.
Qué no podrán las mentes sabias
recojer los sueños
y amar una alma saludable?
Beso tu espacio
su entraña
tu luna
la tierra,
el aire
y las lejanías
Mi mirada viajera se detiene natural
entre un márbol matiz
y la nota del río
mientras la sombra
de un ave se marcha
buscando un olivo
de tu creación Jesucristo mío.
Dedicado a mi amado Jesucristo
Rosa Maria Reeder
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