Desde que era pequeño tuve un sueño
Tratar de ser humilde, ese escritor,
Que tan sólo cantara al gran amor
Y que al hombre alentara a ser su dueño;
No rudo y presumido, en pos de ensueño,
Que canta a un imposible desamor;
Ni el bélico o romántico escritor,
Que sólo habla del rostro que es trigueño;
Yo me preocuparía de injusticia,
De la gran ignorancia y fanatismo,
De esa dulce, embriagante, que es delicia,
Fe, llena de gran luz y albo optimismo;
De aquel inmenso encuentro sin caricia
Que te lleva a encontrar todo en ti mismo...