A . K
Ya no seré yo quien prepare café en las mañanas
y te levante con una caricia o un beso en la frente
ya no cosechare tu deseo en mi boca
ni recogeré tu sudor con mi piel
pues el frío se quedara en tus venas
cuando mis manos se ausenten bajo tu falda
Ya no tendrás mi nombre para jugar al escondite
o llegar o llorar por haber amado tanto
ni tendrás un poema de amor bajo tu almohada
que por titulo lleve tu nombre y te enamore.
No habrá rosas a la hora de la cena
ni paseos por el parque a la luz de la luna
Se apagaran las fogatas de tu playa
y se irán los caracoles que te adornaban.
Ya no estarán tus ojos que como la luz de un faro
me guiaban por buen puerto. Ya no
Ahora nuestra realidad es como un funeral
derramado en nuestros pasos diarios.