Mis pasos; lentos, tristes y pesados me llevaron por la senda
Larga senda, caminé por años, pensé no encontrar conclusión
Después de tan extenso caminar encontré a mi apreciada musa
Al abrazarla pensé que un suspiro del azar la rompería
Anduve por ella con cuidado pues en antaño fui un lunático
Tan agorero como siempre, pensé que aquel tren desbocaría
Gran velocidad alcancé, tan rápido no podré contemplar
Radiante y cegadora aquella luz, ¿será lo por venir un sol?
Es cálido, tan ardiente me quemará, no me quiero abrasar
Aléjate de mi, radiante estrella, perdóname si te enfrié
Esta orquesta no la puede dirigir tan llano socapiscol
Acaso no pretenderás que sea yo el último que se ríe
Raudo me dirigí a la luna, donde sí podría contemplarla
Su liviano pero intenso resplandor aún me mantiene vivo
Interminables mis lágrimas; podrían llegar a seducirla
No es mi intención pero como egoísta; vivir no fue suficiente
Me despido de ella aunque aguardo que no me de su indulto
Al abrir aquella puerta... ¿quién pensó que sí volvería a verte?