Te lo ruego con todo el corazón,
por favor no me cortes las alas,
que tus labios dulces y frescos
nunca digan que no me amas.
No sabes cuanto me gusta
trepar ese árbol cada mañana,
para darte calor con mis besos
arrinconándote en la ventana.
Es que te amo tanto mi amor,
con tanta pasión, con tantas ganas,
que si muero le pediré a Dios
que me deje ser tu ángel de la guarda.