Dama de macabra semblanza
a ti, que los tiempo no agobian
y las tormentas recorres,
con paso silente y furtivo.
A ti,
dama,
van mis pies con singular constancia…
Dama de paciencia infinita,
Letanía del miserable.
Tu,
Que paseas por los alisios de las tardes
como las flores de los bucares en abril,
en días de cólera.
Dama morena,
dama irresistible,
cáliz de la resignación.
El pasillo de mis horas
mora en tu seno espectral
y de allí no volverán,
pero sus ecos barritan,
como la lluvia sobre los techos de cartón.
Y ahora no despertaré otra vez,
Sino es la dama de lucifer…
La que infunde de incienso
mis caídos.