Bastó un susurro a mi oído; a espalda de los demás:
Una oportunidad imperdonable, un futuro inimaginable.
Cuerpo con cuerpo, cazando como a mariposas tus gemidos
Con tanta delicadeza tocando tu piel de seda,
Procurando no perder detalle de ella.
Solo esa vez fue necesario para enamorarme de tu desnudez,
Irme y volver,
Tenerte conmigo por siempre, pero no siempre.
Solo eso fue suficiente para enamorarme de verdad,
Para no quererte dejar sin atarme a ti,
Para ser libre contigo, aunque siempre estés en mí.