Se podría acusar a una mujer
por amar al sol
por hacerse a la cálida luz
del gesto sencillo
por languidecer
ante el rey sereno y sabio
por sentir su fuerza
inúndandole y llevándole a la plenitud
Se prodría acusar por
apropiación indebida
e ilícita
Se le podría acusar
por sentir su suavidad
aún sin tocarle
por acariciarle
sin rosarle
por amarle
casi instátanea
y verídicamente
por dejar caer
un trozo de ternura
ante el desconocido
rey
Se le podría acusar
por no caber en sí
ante tal sorpresa
Por preferirle
siempre en privado
y en exclusivo
por amarle a pesar de las distancias
y a través de ellas
y a pesar de las sequías
y las guerras
a pesar del poder y la sumisión
a pesar del destino
y los años que separan