La palabra es cal en la piedra,
con la que se construye cada parad de cada casa,
en la patria ibérica.
Cuando se rompen llenas de rabia,
lloran las cruces ensangrentadas.
En las eras,
paramos donde llega el eco de las campanas,
huye el hombre silencioso,
que ha cumplido con su destino.
En su alma llega el descanso,
después de años de amarguras, silencios y envidias.
Un grito de libertad
recorre el campo de su cuerpo,
liberado con hierba y sangre
tras el asesinato.
Palidecen al escucharlo
el abanico de perros y fusiles
que le persiguen.
Angelilo de Uixó.