Algo debajo de nuestros pasos
Retumba en el camino, adivinándonos. Tu lágrima
Y la medialuna ensanchándose en ella, exclamaciones y
Y vituperios, todo el saber arrebatado
De un plumazo capaz de dar desesperada serenidad.
Cobriza y lechosa, tu saliva
Dibuja mi boca como un florido alfabeto.
Tu escalera absuelve al caracol y da la espalda
Al dolor que siempre nos agoniza
En algún sitio. Entrecerrados (como paréntesis),
Tus ojos estipulan el clavo
En el muro, el paisaje difuminando el retrato, la mosca
Atravesando los universos.
Pudimos ser esa mosca, pudimos
Amar azúcar y mierda por igual, alimentarnos
De los frutos siempre indiferentes de la noche. Pudimos...
Cava en mí hasta hacerme hombre de tus palabras
Y tus facciones. Dame de tu nieve hasta que hiervan
Mis ojos mansos en tus pupilas.
Flip a coin! My head, your tail.
El ojo que todo lo ve
Tiene conjuntivitis.
Trastabillas silbando bajito cual animal del emperador,
Finísimo en tu cabello de sirena,
Fabricas un naufragio en una damajuana.
Terminas como un pianista
Al que se le vuela la partitura, y yo,
Tan piano cuando no me tocas, pedaleo
Cansado este amor que trazamos sobre el tablero.
Un blanco tan fijo que se llena
De colores, tú, piedra de Apolo, hazme un nido
En tu puro hueco.
¿De qué te sirve la cabeza o la estrategia?
Mientras nos implantamos, algo mayor que nuestra perpetua muerte
Baila sobre el escenario.
Pero un espacio en blanco en el libreto, una butaca vacía,
Un agujero en el telón, un foco fisgón e inevitable...
Complotan para opacar el brillo de tus estocadas,
El tono de mis redoblantes.
La muerte en un segundo plano,
La muerte plana, chata, escenografía pintada.
Quizás no sea un triunfo pero no es-
Tampoco- la temible derrota: vos y yo, y esta hiancia
Que se traga nuestros cuerpos.
Vos y yo, tomados del brazo, saliendo del subte
O del teatro. Vos y yo, temerosamente vivos
(Pero vivos) y la muerte atrás, sin animarse a tocarnos,
Muerta de celos.