Llevo un copioso caudal
de amor en mis manos.
Todo mi estar, lleno,
alrededor de una hilera de ventanas abiertas
pensamientos serenos, ojos brillando
envueltos en luz y claridad.
Va quedando atrás
una estela de huellas
que apagaba mi brillo
de silenciosa luciérnaga.
Digo adiós a la tristeza
al desamor
pellizcándome hondo.
Y de tanta,
se me escurre entre los dedos
la ternura que me habita
y abona mi jardín en flor,
y tu corazón.
Me alejo de ese lago
que me ahoga
voy a la arboleda de mis sueños
donde estás tu
con el rocío en tu boca
a extenderlo sobre mi piel
achicando la lluvia de mis ojos.
Poco necesito
gozo sosegada
los amaneceres
con cantos de paz latente ,
mi fuerza sostiene los rayos del sol
llenándome de energía incontenible
y dejo que me lleve libre
adondequiera...
8-4-2017
(Correjido y ampliado)