Ay que historias de cuerpos enjaulados
los barrotes son duros y transparentes
cuán el más duro diamante
Vivimos el desgarro en ese instante
del goce
en que las ventanas abiertas se cerraron
por la ley de la sana moral,
o al menos, aquélla establecida
por los viejos cánones del más
estricto puritanismo
Quisimos quedarnos quietos
para no hacer ruido
ni levantar vendavales
de voces acusatorias.
Así son las pasiones, cualquiera sea el color
amada mía!
En una suave ternura,
la más quieta y bella,
quedamos unidos, enlazados
escuchando solo los trinos
de la mañana.
El cómplice dorado entibió
nuestros cuerpos
que comenzaban a enfriarse
por las más puras leyes
de la física.
Pero que nos importaba en ese instante
la física?
No existía física ni astronomía,
ni ruedas de molinos,
ni agua, ni viento,
éramos solo aquel momento de gloria
compenetrados
de nuestros cuerpos e historia
de nuestras miradas, puentes secretos,
que nadie nunca podría destruir ni borrar,
así fuera la dinamita más potente
de leyes y de morales.
Después de tanto solaz
fuimos juntos a respirar la frescura
el paisaje asombrado de vernos
allí enlazados
se vistió con sus colores extremos
de verdes infinitos
de música eterna que ritmeaba
nuestras miradas, nuestras manos
acariciándonos nuevamente
Enfrentando con clara delicia y orgullo
los comentarios de lenguas vanas
envidiosas de nuestro suave encanto
En pensamiento y en comunión
les deseamos a aquellos seres
alguna vez pudieran
también ellos, gozar momentos eternos y sublimes
como fueron aquéllos
los nuestros !