A todos los damnificados
por la inundaciones en Piura.
Es poca luz en mi corazón,
espero sea suficiente
como para levantar el camino.
Intentaré deslizarme por calles
inundadas por las aguas del río
para llegar al lugar
donde te encuentras ahora.
No tocaré ni un poste de luz
ni una pared sospechosa.
Con mis pies, ciegos y temerosos,
tantearé el mejor lugar para caminar.
Pues el agua me corta por el pecho.
Es una suerte que mi cuerpo
no sea como ni una de estas casas
donde el agua ha entrado,
sin permiso.
Por suerte, está a salvo
esta luminaria
esta fugitiva, este atrevimiento.
La llevo por la ciudad,
empozada, en mi tambor,
tratando de que esta luz
en el río
no se derrame.