Una mujer se me prohíbe
por su divina virginidad
un arco iris su mirada
caricia que mi alma recibe.
El deseo va en su esencia
escalando sus peñascos
en mis sueños le complazco
con mis versos en cadencia.
Su piel jardín de seda
humectada por la luna
su zalema al sol perfuma
sus besos no tienen veda.
¡Oh! mujer desnuda
el Olimpo te ha tallado
con diamantes y oro blanco...
mi vida doy, por tu aventura.
Jorge Aimar Francese Hardaick
Escritor y Poeta - Argentina
(derechos reservados del autor (*))