Son las dos, son las tres, sangran las horas
El obsceno reloj hendiendo la noche está
Son las dos y son las tres y el agobio implora.
Y la razón nublada por pérfido dardo mortal.
Insomnio, ámbito sepulcral de blancos sueños
tras los mares de salmuera, templos de lodos,
tormentas amargas, entre sombras de miedo,
las horas pasan, como estandarte de siglos y polvos.
Son las tres y son las cuatro, del reloj las agujas
suerte de monstruo sonoro de siete cabezas.
Aguza la ira, en el lecho reposa la carne desnuda
Espasmo de recuerdos entre ecos se despeña.
Insomnio, es reposo entre cadenas de piedras
Y entre silencios amargos surgen mis versos.
Impregnadas angustias mis letras apresan
Ilusiones amorfas de olvidados recuerdos.
Son las cuatro y son las cinco, dagas del alba
Ojos somnolientos, soy rosa herida de otoño
Bañada por la compasiva luz de la alborada
¿Seré postrero canto cuajado de moho?
¿Seré desvelos de hastío de los sueños de antaño?
¡Quizás solo soy distante latidos de melancolías
que en noches profundas las remembranzas afloran
En copiosa dosificación !
Nelly h
10/04/17
Argentina