Cuando la vida
no me sea vida,
cuando ya no dependa
de un simple respiro,
aruñaré al viento
desafiaré al río
y en tímido vuelo
como novato pichón
detendré el tiempo
en cada reloj.
Iré abriendo surcos
en corazones dolidos
para dejar semillas
de nostálgicos recuerdos,
así cuando la vida
ya no me sea vida,
a mi palidez abrazado,
sin explicaciones me iré .
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.