Hay un violín olvidado
lleno de telaraña
hay un violín olvidado
sobre una mesa empolváda
las manos suaves
que metálicas notas arrancaban
sobre el pecho dormido
unidas descansan
pobre instrumento olvidado
encerrado en su mortaja
tendido y blanco, desafinado
confinado en su caja
el ánsia me embiste
por tanto silencio
que solo y que triste
el músico muerto
soñolientas las ramas
el cielo ceniciento
se rompe en quejidos
la tarde y el tiempo
filtrando los pinos
las notas del viento
parece que tocan
llorando en silencio
en suaves melodías
su último concierto
hay un violín olvidado
lleno de telaraña
hay un violín olvidado
que sigue tocando en el alma...