“Si me condenaran a vivir/ amando hasta morir tu esencia,/ sería un preso al que verían sonreír/ por tener que cumplir sentencia”.
No hay luz y en la oscuridad, por ti pienso
que muy adentro de mi alma es inmenso
ese espacio en el cual mi amor por ti vive.
Hay recuerdos dulces en torno a tu nombre
y ante ti la fascinación total de un hombre
que dice ser poeta y ahora por ti escribe.
No hay luz y en la oscuridad por ti sonrío,
me cuesta creer aún que haya sido mío
el sentimiento que de ti con fuerza brota.
Hay imágenes que mis versos recrean,
que hacen que mis horas muy dulces sean
cuando el amor en el alma ya se me nota.
No hay luz y en la oscuridad contigo sueño,
he sido y soy el hombre más feliz, el dueño
de tanta maravilla que en tu ser florece.
Hay besos dados, besos eternos, sentidos;
palabras que no aceptan despedidas, olvidos;
en un lugar donde el amor es lo que parece.
No hay luz y en la oscuridad… por ti lloro,
pero no es por tristeza, ¡es que te adoro!
y este sentir me sobrepasa, me supera
y se desborda en lágrimas de amor llenas,
al decir tu nombre y siempre me suenas
a un dulce amor, con olor a primavera.
No hay luz y en la oscuridad te abrazo,
porque el estar ante ti es el primer paso
para acercarme y en tu esencia sumergirme;
tanto, que al mismo destino le podría decir
que si tan sólo para amarte supe vivir,
también un día amándote he de morirme.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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