Nunca sabré, sin llegar a entender,
la inexistencia del tiempo en mi vida.
Lejanía en la que proyectó tu sombra
una euforia, que encandila mi ser.
Quisiera recordar, si amé o amaste
sin querer hacer, un espejismo de tí.
Era más influyente el saber y el quién
perfeccionó el valor que te envuelve.
Por qué me mantuve cohibido de tí
¿Tanto fue? el temor a leer tus labios.
Si resigné el palpitar como ignorado
y presentí, el ridículo más arcaico.
Si mis pétalos, los trió tu madurez
los tuyos quizás… hurtan mi timidez
cuando creí ser, el menos previsible
si quise acelerar el deseo de agradar.
Y por fin lo logré… llegar a entender
al labrar tercamente, allí donde estés
abriendo el surco de un sombrío rubor
al plantar de ti, un mañana sin temor.
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POEMAS TARDÍOS
(ESTROFAS PERDIDAS)
Enrique Tamayo Borrás
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