¡Te siento tan vulnerable en toda tu grandeza
de ancestral madera,
en tu serena gravedad de tronco yerto,
baluarte fiel del tiempo y las edades!
Por ti pasa la vieja memoria del cielo y de la tierra
como una luz que sesgara el mórbido coágulo
de oscuridad que tras de sí la vasta noche arrastra.
Entre tus ramas, el desnudo fervor de fronda
saciándose de lluvia, en su monólogo de llanto
que, como hídrico rumor, en un vano suspiro
a mi memoria llega.
Entretejiendo sombras, tus años contados en lunas,
otra noche avanza, aquélla que del hierro
te hiciera inmortal cuando la vida te arranca.
\"Arena en los bolsillos\" (2015)
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