Cuando muera...
no me lloréis,
no abran campanas tristes,
ni flores negras.
Andando... ire sin ruido,
cojere el camino
bajo la luz del silencio,
en una noche fría
y oscura de terciopelo.
Ire buscándola,
siguiendo una
de las estrellas del cielo.
Me guiaran sus versos,
sus risas y sus lamentos.
Cuando la encuentre,
nos fundiremos,
en un abrazo
de claros destellos
y su alma de niña,
volara con miguitas
de luciérnagas blancas.
P.M Pedro Monroy Gemio