Uno en muchos; irascible, tumulto, punta de lengua o silente murmullo que acaricia el óvulo de tus sentidos o parte en dos el ente prófugo, precavido, pecaminoso, apropiado o desmedido que provoco a desatarte.
Todos somos caballería o andante solitario a cada instante, parsimonioso, desorientado o militante obsesivo del acierto, amante o clarividente enraizado en la savia contradictoria de toda una vida determinada, cataclismo por una noche de sexo o cuatro palabras a cuatro patas que amenicen, amanezcan, establezcan un nuevo sentido a tu vida.
Soy todo eso, sin beso y con lengua o con toda la carne presa en tu mirada, día de metralla o ensoñación de tarde encaminada a acabar hundida entre tus piernas, abrazados hasta la mañana, peligrosamente inofensiva.