Su afición fue siempre el mar.
…Pero nació
tierra adentro,
rodeado de piedras
y de huertos,
con el corazón
pleno de barbecho.
Soñaba
cada noche en navegar
cruzando
cualquier charco,
saltándolo,
bogando en soledad…
Creció
sobre un madero
en el río,
en su pueblo,
abandonando la orilla
y rezando al cielo.
El tiempo
pasaba sin cesar,
y el niño de ayer
anciano se ha vuelto ya;
y su cara…,
su cara nadie quería besar.
Cada tarde
subía a la azotea,
miraba a lo lejos,
sonreía, imaginaba
el mar,
un mar con sus sirenas.
Cada noche
bogó
mar aquí mar allá;
no importaba nada,
-¡qué más da!-
lo importante era navegar.
Sólo la muerte
consiguió
que su sueño
realidad fuera
al convertir su alma
en gaviota de tierra…
Su afición fue siempre el mar.