Siempre quise adornar tu casa con concha, corales, rosas y prosa
pero como tu te creías toda una gran señora,
me causaba pena al ver tu rechazo de los sencillos,
detalles que te hacian.
En hora buena deje de hacerlos para no llevar pesar en mi alma,
en buena ahora que no lo hago y no eres la hermosa dama,
ni presumes de cosas buenas, quien te llevará porque no he visto brillar tu ojos negros
como antes estabas acostumbrada, en cambio yo sigo siendo el mismo
que con mis propias manos adorno con verso el detalle,
que con eso hago para mi cena y soy feliz así.