Enrique del Nilo

CONSUMMATUM EST

¡Que fría la noche!

recorre mi cuerpo

un torrencial sudor

hace unos momentos compartí el pan

y el vino por última vez

¡No volverá a suceder!

 

Me acompañan los cocuyos

¡Padre! se que esta prueba he de pasarla solo

se que estoy preparado para ello

pero no puedo evitar el temor

 

Duermen a mi rededor

los corazones que he despertado

uno de ellos me habrá entregado

los otros correrán despavoridos,

cual ovejas cuando el lobo

asalta a mansalva el rebaño;

y negarán conocerme

y se esconderán no de la muerte

si no de mi

 

Solo las nubes se aglomeran

cobijando mi fría soledad

¡aparta de mi este cáliz!

pero… ¡hágase tu voluntad!

quema mi mejilla el beso

soy yo al que venís a buscar;

estuve todo este tiempo entre ustedes

pero la confabulación y traición

escollan mejor a las sombras

con sumun de impunidad

 

Venimos a enseñar Padre

¡no me permitas olvidar!

yo como es el camino,

cómo lo deben labrar,

Tú que desde la grandeza

también se puede sacrificar

 

Queman mi vestimenta

los miedos que me intentan apagar

se disfrazan de furias y poderes

pero tiemblan como hojas secas

al ver la fuerza de la verdad

 

Pesan tanto la indiferencia,

el abandono, la avaricia, las intrigas,

pero sobre todo los miedos

que venimos a erradicar;

lo que menos comprendemos

es lo que esa más

 

Mi ropaje se ha resecado

sus fuerzas han menguado,

nunca le he preparado

para jornada tal;

ahora se siente más pesado

y sobre él todo lo demás,

es por esto que los hombres sucumben

a la oscuridad

para escapar del peso

que implica la libertad

 

Ya falta poco Padre,

pronto va a terminar

rasgarán al fin mi traje,

recobraré la libertad;

¡Padre! ¿por qué me has abandonado?

no veo tu majestad;

¡Ah se me había olvidado!

se sufre en soledad

¡Padre, he culminado la prueba!

el camino está trazado

en tus manos entrego mi espíritu

Consumado todo está