Dame en las esquinas,
saliva a piel y canto, a golpe y verso,
a espuma en remolino de mar ardiendo.
Costumbre de mis faldas, desnudas piernas,
en rojas amapolas se funde el viento.
Al verde de tus montes que me seducen,
caderas bamboleantes, antigua danza,
la trenza de mi pelo se va soltando,
enredado a tu cuerpo será retama.
La estrella de la noche clama silencio
donde alborota el campo y es firmamento
preñado por los besos de los amantes
que roban a la vida unos instantes.
Dame ... sí, dame a mansalva,
contémplame en la luna sin miramientos,
desnúdame con furia a puro verso
hazte piel en las nubes que el tiempo es tiempo.